Páginas

viernes, 26 de diciembre de 2014

Esperando el autobús

Ayer estaba esperando el autobus que me llevaba desde Burgos a mi ciudad natal (Aranda de Duero) para pasar la navidad y esperando en la estación me pare a contemplar el panorama:
Reencuentros familiares cargados de emoción y de alegría propios de familias que se ven obligadas a vivir a cientos de kilometros por obligaciones "profesionales" echándose de menos, también se veía la otra cara de la misma moneda despedidas de parejas o de grupos de amigos y amigas muy apasionadas y en las cuales se dejaba entrever que esas personas se van a extrañar durante estas semanas...

Al principio empece a reflexionar de esta típica escena de película pensando que así es la vida, que nadie puede elegir no echar de menos a nadie, que hay que irse de nuestra ciudad natal, pueblo o de nuestro barrio... para poder desarrollarnos PROFESIONALMENTE...
Entonces dicha idea me empezó a dar vueltas a la cabeza y caí en la cuenta de que muchas nos hemos ido no porque queramos, sino porque no tenemos otra alternativa si queremos tener un futuro.
En cierta medida este sistema capitalista en el que vivimos nos quiere deshumanizar porque es casi imposible estar un periodo prolongado de tiempo en la misma ciudad si queremos tener un trabajo acorde a nuestra formación, lo cual lastra nuestras relaciones personales y nos impide establecer nuestra vida donde queramos y con quien nos de la gana.
Sin embargo para "triunfar" tenemos que evitar tener relaciones porque en cualquier momento, en cualquier oferta de trabajo se pueden desplomar, no hacernos demasiadas ilusiones porque igual toca volver a empezar de cero en otra ciudad o en otro país. ¡Que diantres! ¿Cuantas veces vamos a tener que empezar de cero en nuestra vida? ¿Cuantas veces vamos a tener que aprender donde están las cosas? ¿Cuantas veces vamos a tener que adaptarnos a nuevas realidades? ¡Ya basta!

Habrá gente que quiera irse y desarrollar su vida en otro lugar ¡Bravo por ellas!, pero también hay gente que nadie nos ha preguntado y que nos han obligado a irnos de nuestra casa y a echar de menos nuestra antigua vida. A las élites de este país esta escena de esta estación de bus les da igual porque si se echan de menos o quieren volver a casa solo tienen que pagar un avión o coger el coche para pasar todos los fines de semana. Nosotras la clase trabajadora no podemos permitirnos eso.
Después de pensar todo esto cogí el bus, estando muy orgulloso de querer cambiar este mundo y esta sociedad que no para de ponernos entre la espada y la pared y que pretende deshumanizarnos y convertirnos en personas sin sentimientos ¡Robots que no piensen!
Por eso vamos a seguir luchando, porque no nos da la gana que nos digan donde tenemos que vivir y vamos a seguir hasta el final y si ellos nos quieren tristes...
¡Nos reiremos y sonreiremos el doble!


¿Qué es la militancia?

La militancia es pasar muchas horas fuera de casa en interminables asambleas, en cansadas pegadas de carteles después de ir a clase, en repartos de panfletos y mil historias todas las mañanas teniendo en cuenta el frío de Burgos, La militancia también exige cabrearse y decepcionarse a veces cuando las cosas no salen como se esperaba o cuando surgen problemas imprevistos. Irse a dormir asqueado y frustrado después de alguna mala noticia.
Significa también estar en escuelas de formación, comités o encuentros que implican ver menos a tus amigos, amigas y familiares, descuidando hasta unos limites peligrosos la vida personal, también implica pasar muchos fines de semana lejos de casa incluso olvidando esos domingos de libro,sofá y serie o esos Sábados en los que tus amigos y amigas hacen planes y luego solo puedes ver las fotos o oír maravillosas anécdotas de esas noches...
SIN EMBARGO... Que sería de la vida sin la ilusión de estar luchando por un mundo justo y una sociedad sin clases.
Que sería del día sin esas acciones de la PAH en los que se ve ese rostro humano de la crisis al que a través de la solidaridad y la lucha se consigue rescatar del abismo.
Que sería de la vida sin ver la seguridad y la alegría en la lucha que se da en todas las luchas.
Que sería de la vida sin el apoyo de los y las camaradas con los que compartes las penas y alegrías y que siempre consiguen sacar una sonrisa a uno incluso cuando parece que todo va cuesta abajo y sin frenos. Esa confianza inquebrantable entre camaradas de saber que la persona de al lado siente lo mismo que tu y que comparte ese objetivo tan bonito que es el socialismo. Gracias camaradas por todo lo que he aprendido con vosotras.
Que sería de la vida sin esos valores de generosidad, de humildad y de valentía que aprendemos en la UJCE.
Que sería de la vida sin esa solidaridad que se respira en la lucha del pueblo, sin esa alegría que nos lleva a gritar más alto y a sonreír cuando nos quieren tristes y llorando. No les vamos a dar ese gusto porque no hay nada mas fuerte que nuestra alegría.
Vamos a enfrentar nuestra alegría a todos los tipos de explotación que se pongan por delante
Es un orgullo militar en la juventud comunista.